Por: Luis Villarreal Gil
Twitter: @luisvillarrealg
De
un tiempo a la fecha, nadie escapa al incremento en los retenes que de manera
recurrente se han venido instalando los fines de semana por parte de la
Dirección Municipal de Seguridad Pública, con la supuesta intención de detectar
a los conductores que circulan en estado etílico, lo cual ante la percepción de
la gente es considerado una medida más que de precaución, recaudatoria, tanto
para las arcas municipales como para los agentes de tránsito, quienes después
de cumplir la “cuota” exigida por sus superiores y a sabiendas de los altos
costos que representa el hecho, entre la multa, la grúa y derivados se
aprovechan de los conductores beodos, ofertando un “mordida” considerable, pero
sin duda más barata en comparación con el procedimiento que corresponde de
acuerdo al reglamento.
No
son pocos los conductores que han sido sorprendidos por esta medida puesto que
resulta casi imposible que en el trayecto a cualquier lugar en la ciudad no se
encuentre a su paso con un retén, ya que están distribuidos en las principales
arterias, colocados de manera estratégica y en ocasiones hasta disimulada a
efecto que capturar a la mayor cantidad posible de conductores bajo los efectos
de las bebidas espirituosas.
Y es
que desde el punto de vista jurídico, dichos retenes son aplicados de una
manera irregular y de forma inconstitucional que, aunque según las autoridades
municipales están basados en el reglamento del bando municipal de buen gobierno
y esto les indica la detención del conductor y el aseguramiento del vehículo, ningún
reglamento puede estar por encima de la Constitución la cual apunta ante estos
sucesos la violación, entre otros, de libre tránsito y privacidad además de los
artículos catorce y dieciséis, en donde se estipula que todo individuo tiene
derecho a ser oído y vencido en un juicio y no podrá ser molestado en su
libertad o propiedades sino mediante el ordenamiento de un mandato judicial
fundamentando la causa legal del procedimiento. Pero a nadie se le ocurra
objetar esto ante los agentes de tránsito, puesto que desata su ira y le cargan
la mano en las infracciones cometidas, simplemente apunto aquí, lo que de
manera legal debería ser.
Es
cierto que es necesario tomar medidas urgentes ante dicha situación puesto que
el uso y abuso de las bebidas embriagantes va cada vez en aumento en nuestro
Estado, que es considerado como de los de mayor consumo. Es cierto que esta
práctica ha culminado en trágicos desenlaces debido a accidentes ocurridos en
estas circunstancias. Sin embargo, el hecho de aplicar sanciones económicas
severas o sacar de circulación a los conductores que incurran en esta falta es
simplemente una medida cortoplacista que viene a solucionar únicamente la
solvencia económica del municipio, de ahí la inconformidad de los habitantes y
la percepción recaudatoria, puesto que el alcoholismo es un problema grave, es
una enfermedad y como tal ser tratada mas allá de las penas corporales o económicas.
Resulta
incongruente pues, en una ciudad en la que a decir del diputado Benítez no hay
nada más que hacer que beber alcohol, se apliquen estas medidas y a la par se
sigan autorizando por parte del municipio la apertura de más antros y puntos de
venta. Resulta incongruente la severidad con que son tratados los conductores
ebrios y a la par nadie hace nada en contra de las ventanas clandestinas,
resulta incongruente la ampliación del horario de venta de bebidas de contenido
alcohólico pero a la par el municipio no cuente con instancias formales y
efectivas para el tratamiento y la prevención del alcoholismo y la
drogadicción.
Esto
es equiparable a que yo, como padre de familia, le preste el carro al novio de
mi hija de 14 años, le dé dinero, un vinito y además una caja de preservativos
y al tiempo la castigue por haber salido embarazada, es decir, yo genere las
condiciones para ello y aunque de manera responsable de mi parte les di una
caja de condones, nunca les dije para que eran, ni cómo usarlos ni las
consecuencias de no actuar de manera sexualmente responsable.
Así
pues el municipio genera las condiciones y permite la venta de alcohol a
diestra y siniestra y a la vuelta de la esquina se encuentra la autoridad para
quitarte dinero por beberlo, esta ha representado su única respuesta ante la
problemática del alcoholismo, pero no crea que para el combate o la prevención,
ha sido la única y más eficaz respuesta a la falta de recursos económicos del
municipio, lo que menos quieren las autoridades es que se acabe esta práctica o
se lleve a cabo de manera responsable,
al contrario, síganle echando que al fin y al cabo es un negocio redondo muy
redituable. ¿Cierto o no mi estimado Adán $$$oria?
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