Por: Luis C. Villarreal Gil @luisvillarrealg
“Soy hombre, y nada de lo humano me es ajeno”
Terencio*.
El Sistema Político Mexicano atraviesa por una severa
crisis de credibilidad, legitimación y confianza, - háblese de partidos
políticos, instituciones electorales, actores políticos o representantes – a
grado tal de que cerca de una tercera
parte de la lista nominal no vota, como ejemplo, casi 30 millones de mexicanos
no ejercieron su derecho al voto en la pasada elección presidencial, lo cual es
muy preocupante si consideramos que la democracia en México es cara (18 mil 572
millones de pesos autorizados al INE para el proceso 2015) y que los
procedimientos electorales son cada vez menos atractivos y no despiertan el
interés del ciudadano por participar.
Seguramente Usted habrá escuchado en cualquier ámbito en
el que se desarrolle: ¿Para qué votar si no pasa nada?, ¿para qué votar si
vamos a seguir igual?, ¿para qué votar si siempre son los mismos? Estos y otros
cuestionamientos resultan muy comunes y cotidianos, siempre que se avecina un
proceso electoral no falta quien, con o
sin razón, se muestre apático o escéptico a todo lo que tenga que ver con la
política y sus variados aspectos.
Pero, ¿qué es lo que está pasando?, ¿por qué no votan los
que no votan?, ¿puede el no ejercicio de un derecho afectar a la colectividad?,
Me surgen estas y otras preguntas dado que al ser el voto un derecho que
históricamente ha sido conquista de múltiples movimientos sociales y del
perfeccionamiento de nuestro sistema democrático tal y como lo concebimos, lo
entendemos y lo vivimos, y más aun siendo éste prácticamente la forma esencial,
no la única pero sí la más utilizada y cuantificable como vínculo directo entre
la participación ciudadana y la representación popular, no se ejerce como es
debido.
El abstencionismo no es más que un reflejo del
descontento de la sociedad hacia la realidad en la que se vive, es un fenómeno complejo que tiene
múltiples facetas y objeto de estudio
desde diversos ámbitos, si bien, el que la gente no vote puede deberse a muchas
circunstancias, un gran porcentaje de los que se abstienen, lo hacen como una medida
de protesta hacia el sistema, protesta que por cierto no sirve de nada, puesto
que aun que no vota una gran cantidad de ciudadanos, el sistema sigue siendo
exactamente el mismo, con menos legitimación, pero el mismo al fin, en
contraparte, si los ciudadanos ejerciéramos el voto en un mayor porcentaje, las
elecciones y los triunfos electorales tendrían un desenlace diferente.
Si tuviéramos que buscar un culpable del origen de esta
crisis, la tendrían sin duda los propios partidos políticos y sus actores:
rentar a Cuauhtémoc Blanco para conseguir votos para que el PSD en Morelos no
deje de percibir las millonarias prerrogativas, el alcalde que “roba poquito” Hilario
Ramírez que se gasta 15mdp en su fiesta de cumpleaños amenizada por “El Recodo”,
Doña Carmen Salinas candidata a diputada plurinominal por el PRI que ahora
resulta a decir de Beltrones, que “tiene un reconocimiento popular que muchos
quisieran”, los Abarca en el PRD, el lucro de la pobreza de Andrés Manuel, panistas con teiboleras y tríos sexuales como
el de Rolando Ibarra en Jalisco, payasos y luchadores de candidatos, etc.,
etc., etc., con todo esto, es difícil pensar en que exista seriedad en nuestro
sistema político, es difícil pensar que quienes nos representan son los mejores
hombres y las mejores mujeres, es
difícil pensar que aquellos que tienen la responsabilidad de encausar el rumbo
de nuestro país, tengan la capacidad para hacerlo, hay excepciones, lo sé, pero
si en un sistema una parte falla, éste no funciona correctamente.
Otra gran parte de culpa nos corresponde a todos que como
ciudadanos permitimos que esto pase y que la única acción de protesta que
emprendemos sea no votar y mantenernos al margen de los acontecimientos, cuando
debería ser lo contrario.
La política debe estar en manos de políticos profesionales
surgidos del estudio y el entendimiento de los acontecimientos históricos y de
la evolución de nuestro sistema político democrático, políticos de vocación que
sepan del contexto de las causas sociales y que tengan la capacidad de resolver
las diversas problemáticas con visión de futuro, a la par, es necesaria mejor ciudadanía,
gente que participe más allá del voto, que exija, que proteste y se mantenga
atenta a los acontecimientos sociales.
Ne sutor ultra crepidam.
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