Por:
Luis Villarreal Gil Twitter:
@luisvillarrealg
Nuestro sistema educativo se
evidencia por sí mismo: niños que culminan su educación primaria sin saber leer
y escribir correctamente –también llamados analfabetas funcionales- o las
fórmulas matemáticas básicas, jóvenes que ascienden de secundaria a
preparatoria aún con este mismo rezago y que de igual manera inician su
preparación profesional con nulo o muy poco aprendizaje de otros idiomas, computación,
programación, etc., que hoy día resultan de suma importancia para hacer frente
a la competitividad y las exigencias de un mundo globalizado y, que en México
simplemente no se les da la importancia requerida.
El sistema educativo
mexicano pareciera estar diseñado más para la creación de mano de obra barata que
de emprendedores e impulsores de una alternativa laboral y que a su vez puedan
brindar un espacio laboral a otros. En este sentido, en un sistema capitalista
y, ante la falta de empleos, el sub empleo o empleos mal pagados resultan la
única opción laboral para la mayoría de los mexicanos, eso a los que bien les
va. Muchas y muy variadas son las causas de esta problemática, quizá este
espacio resulte muy limitado para intentar siquiera analizarlas, si usted,
amable lector desea ahondar al respecto, le recomiendo observar el documental
de Loret de Mola “De Panzazo” donde se señala que de cada 100 alumnos que
inician la primaria, sólo 45 terminan la secundaria, sólo 25 acaban el
bachillerato, 13 se inscriben en la universidad y únicamente dos acaban el
postgrado. De manera amplia ofrece un panorama de la situación educativa en
México.
Uno de los problemas de
mayor gravedad al que se enfrenta nuestro sistema educativo es un complejo
magisterial monopolizado a través de su sindicato y utilizado como botín político para ofertar al
mejor postor en la búsqueda no de la representación de mejores condiciones
laborales sino del empoderamiento de su lideresa que el pasado fin de semana
ratificó su permanencia al frente de los maestros por seis años más.
El SNTE, que data sus
orígenes en 1949, creado por la CTM como una organización gremial para la
defensa y la búsqueda de mejores condiciones laborales del magisterio y que, en
esencia, como cualquier organización de este tipo nace con buenas intenciones. Hoy
y desde hace ya 23 años se encuentra en poder de Elba Esther Gordillo, quien ha
encontrado el mecanismo perfecto de presión que ningún gobernante o candidato
quiere echarse a cuestas por el costo político que esto representa: lo mismo se
oferta al PAN que al PRI si así conviene a sus intereses, negociando posiciones
políticas para sus familiares y más cercanos colaboradores utilizando al Partido
Nueva Alianza para este fin.
Sumado a lo anterior y como
pago a la “lealtad” hacia el gobierno en turno, recibe una tajada considerable
del presupuesto que debería ser destinado a la educación. Nada más para que se
dé una idea: dicho sindicato recibió del año 2000 al 2009 más de 1,138 millones
de pesos provenientes de la SEP, es decir, aproximadamente 130 millones de
pesos al año por conceptos sindicales cuyo destino es incierto, puesto que la
transparencia no es precisamente una de las cualidades de doña Elba. De lo que
sí estoy seguro es de que dicho dinero no fue empleado para el fortalecimiento
de la estructura educativa o para el fomento de la calidad magisterial, lo que
en un país en donde existen escuelas de cartón, sin el equipamiento necesario
para impartir de manera óptima los conocimientos y en donde el acceso a la
educación aún es limitado para algunos, resulta verdaderamente lamentablemente
la opacidad en el manejo del recurso que debería emplearse en más y mejor
educación para las generaciones emergentes.
La educación en nuestro país
se encuentra a manos del SNTE, auspiciado por un sistema educativo y político
que le permite privilegiar sus intereses a costa de la educación de nuestros
niños y el progreso de nuestra nación.
Es necesario un
replanteamiento de las actividades sindicales del magisterio a efecto de hacer
eficiente su participación y la responsabilidad para con la educación de los
mexicanos, terminar con los cacicazgos tan arraigados en nuestro país al puro
estilo de Fidel Velázquez. Saludos con afecto al Lic. José Ramírez Gamero.
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