Por: Luis Villarreal
Gil Twitter: @luisvillarrealg
“El voto no es una concesión, nacemos con derechos” Micher
La
participación
de la mujer en la vida política
y social de nuestro país
y el mundo, sufre y ha sufrido grandes limitantes a través de la historia,
sin embargo, ha tenido avances significativos que sin duda hoy colocan al género femenino en una
posición
de suma importancia, no sólo
en la agenda pública
y política
sino que ha adquirido un empoderamiento en todos los ámbitos que le
proporcionan libertad y autonomía
en la realización
de actividades que hasta hace algunos años eran consideradas exclusivas de los hombres. No ha sido fácil: su
posicionamiento ha respondido a una lucha incansable de hombres y mujeres con
visión
de género
que tras no desistir en el llamado a la igualdad, a la justicia y la equidad
hoy dan forma a las estructuras de las instituciones gubernamentales y sociales
con alta presencia de participación e importancia en la toma de decisiones del erróneamente considerado
el “sexo
débil”.
En
el marco de la conmemoración
del 59 aniversario de las reformas
constitucionales que otorgan el derecho a la mujer de votar y ser
votadas y que determinara desde ese entonces de manera constante y progresiva
su condición
ante los acontecimientos políticos
y sociales de nuestro País
es necesario hacer una reflexión,
puesto que mucho se ha avanzado en lo referente a la inclusión y la equidad de
genero. No obstante, considero que en un País como México,
en donde el “machismo” apremia en la
idiosincrasia del mexicano promedio, aún hay mucho que hacer, primero por la generación de una conciencia
equitativa entre ambos géneros
y, segundo, por el perfeccionamiento de los procedimientos de inclusión de orden social,
en donde las mujeres aún
permanecen sometidas o discriminadas.
Y
es que, si bien es cierto que la mujer ha alcanzado espacios considerables de
participación
social y política,
no podemos pasar de largo por ejemplo los altos índices de mujeres que son maltratadas psicológica y físicamente por sus
propios esposos, o las que padecen de condicionamientos laborales diferentes a
los de los hombres y que aún
encuentran trabas para su libre desarrollo tanto personal, laboral, académico, económico, etc. Es
necesario seguir impulsando la equidad de género, pero desde el punto de vista masculino. Es decir, las
mujeres han hecho lo propio en esta lucha por ser tomadas en cuenta, por alzar
la voz y desprenderse del yugo del hombre en cualquiera de sus ámbitos, hoy más bien corresponde
al hombre el considerar a la mujer como igual y, en base a eso, ser generadores
e impulsores también
de las condiciones que así
lo permitan. Hay que cambiar la manera de pensar de todos como ciudadanos,
padres, esposos, hijos, hermanos, etc. y reprogramarnos hacia una cultura de
coparticipación
en donde hombres y mujeres, en igualdad de circunstancias podamos acceder a los
mismos espacios, en el marco del respeto y la tolerancia.
La
apertura a la participación
de la mujer en la vida pública
fue sin duda el detonante de la pluralidad hacia más y mejores
oportunidades de este género
para contribuir en el desarrollo de nuestro País. Conmemoremos pues
el 59 aniversario de la inclusión de la mujer a la participación política,
a votar y ser votada, en donde aquel 17 de octubre de 1957 a manos de Adolfo
Ruiz Cortines tras las reformas constitucionales realizadas consumó una lucha
emprendida en México
varias décadas
atrás,
para dar comienzo a otra que aún
hoy con grandes avances, no culmina: la igualdad y ciudadanía plena de las
mexicanas. Siguen tan vigentes las palabras de Rigoberta Menchú: "Una mujer
con imaginación
es una mujer que no sólo
sabe proyectar la vida de una familia, la de una sociedad, sino también el futuro de un
milenio."
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