Por: Luis Villarreal Gil
@luisvillarrealg
Recuerdo
hace algunos años, en específico el 2006, en mis inicios en la participación
política, como cualquier otro joven, curioso, expectante, un tanto
incrédulo y renuente, crítico pero a la
vez preocupado por el acontecer social y político de Durango, en aras de poder
contribuir y participar activamente en un proyecto de beneficio para mi Estado,
fue que a través de una organización que tenía a bien presidir en ese entonces
– Jóvenes por Durango-, logramos concertar una charla con Jorge Herrera Caldera,
quien venía de renunciar a la Secretaría de Finanzas tratando de convertirse en
el candidato a la presidencia municipal por el Partido Revolucionario
Institucional.
Cerca
de ochenta jóvenes, en su mayoría estudiantes y profesionistas, tuvimos la
posibilidad de escuchar de viva voz del precandidato a la alcaldía, todo un
plan estratégico que planteaba a Durango en la vía del progreso y del
desarrollo, quizá entonces, no lográbamos comprender la magnitud de la visión y
la convicción con la que el contador nos externaba su pensar, exitoso como
empresario, sabedor de las finanzas públicas y su manejo, pero sobre todo consiente
de las carencias que atravesaba Durango en infraestructura logística y
carretera, que no habían permitido el posicionamiento de nuestro estado en el
plano nacional e internacional y que por mucho tiempo fueron limitantes del
desarrollo y el progreso, factor de muy poco crecimiento en comparación con
otros estados de la República.
“Jóvenes, lo que viene para Durango los
obliga a prepararse, vendrán empresas, traeremos industria, para ello
requerirán no solo hablar inglés, aprendan chino, vamos a necesitar ingenieros,
vamos a requerir gente capacitada para que sean ustedes quienes ocupen esos
espacios y no vengan a ocuparlos gente de fuera” palabras más palabras menos, que
más que un discurso político representaban un mensaje premonitorio que vendría
a cambiar la realidad de la sociedad duranguense para el beneficio de la
nuestra y de futuras generaciones.
Su papa, - decía el contador - refiriéndose
a mí y a otro de mis hermanos ahí presentes, “Antonio Villarreal, fue un
impulsor del progreso, iniciador del movimiento del Cerro del Mercado en el 66,
representó a una generación preocupada por la industrialización de Durango, que
veían día con día la injusticia de la explotación del cerro para trasladar el
mineral al estado de Nuevo León, sin dejar un beneficio tangible para la
sociedad duranguense, entonces como ahora existe esa necesidad de posicionar a
nuestro estado con un proyecto estratégico de crecimiento, y lo vamos a
lograr”.
Hoy
en el marco del sexto informe de nuestro gobernador Jorge Herrera Caldera, más
allá de los datos que puedan verterse en cuanto a lo alcanzado en esta gestión
gubernamental, que por mucho rebasan la expectativa, podemos dar cuenta de que
cuando se gobierna con una visión clara de lo que se pretende y de lo que se
necesita para alcanzar el desarrollo, ocurren grandes cosas, hoy Durango es
diferente, y lo que aquí escribo no es lisonja, la conectividad carretera, la
infraestructura logística, el auge turístico que de a poco va cobrando fuerza,
universidades que vienen a ampliar la oferta educativa y las oportunidades que
hoy tienen los jóvenes de desarrollarse laboralmente, en fin las palabras de un
político visionario hace cerca de nueve años, hoy son muestras claras de un
gobierno eficaz, de un gobierno que supo aprovechar las desventajas y
convertirlas en oportunidades, en aquel entonces cuando platique por primera
vez con Jorge Herrera Caldera, convencido por su seguridad le manifesté mi
total apoyo y respaldo a su causa, hoy convencido por sus acciones le reitero
un gran reconocimiento y admiración.
Durango
debe seguir en este camino, debe darse continuidad a este gran proyecto, las
confrontaciones políticas por alcanzar el poder solo van en detrimento del
bienestar colectivo y no abonan en nada a la consolidación de nuestro estado y
su gran potencial que hoy por hoy nos posicionan en el ámbito nacional e
internacional.
- Y el poder para qué, dijo Darío Echandía. -
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