Por: Luis Villarreal Gil
@luisvillarrealg
Aun
no da comienzo el proceso electoral y ya hay equipos de campaña que empezaron
a desplegar una serie de acciones de las denominadas “campañas negras”, lo cual
no es más que un indicativo de que estamos por vivir un proceso que se verá
superado por las descalificaciones, los ataques y las calumnias entre las
diferentes fuerzas políticas.
Las
redes sociales más allá de ser utilizadas de manera positiva, son aprovechadas
por los operadores de cada uno de los equipos, para que, desde el anonimato en
la mayoría de las ocasiones, distribuyan información a manera de ataque por
medio de videos o comentarios carentes de fundamento con la intención precisamente
de generar inestabilidad e incertidumbre entre el electorado.
Es
de llamar la atención dado que, siendo el sufragio el momento fundamental en el
que un ciudadano participa activamente, o mejor dicho, para la gran mayoría de ciudadanos, el voto es
su única forma de participar en las cuestiones políticas y sumado a esto, el
nivel de desconfianza, falta de credibilidad y hartazgo que la gente tiene hacia
los partidos políticos y sus actores, lo que menos se espera de un proceso es ver
como candidatos y partidos protagonizan cruentas escenas de batalla enfrascados
en una lucha voraz por obtener el poder.
Y
es que la implementación de este tipo de estrategias, que en últimos tiempos
han sido aplicadas por consultores que son contratados para ofertar opciones políticas
tal si fueran productos, aplicando el marketing electoral, tan de moda en la actualidad, han traído como consecuencia que disminuya el contenido de las
campañas, bajo la premisa de que el ciudadano vota movido por los sentimientos,
venden al candidato con mensajes de amor u odio, directos a las emociones, ante
lo cual, lamentablemente la gran mayoría sucumbe, esto sin duda, representa un
grave riesgo para la democracia, pero sobre todo para la generación de
gobiernos eficaces, dado que se dejan de lado las propuestas, la trayectoria
personal y política, el buen vivir y las capacidades, es decir, al elector no
le queda más que elegir una opción entre quien ataco más o quien se defendió mejor,
en lugar de comparar de manera racional con información real y concreta sobre
propuestas y planteamiento de soluciones a las más sentidas necesidades
ciudadanas.
Estas
“campañas negras” o “sucias” traen consigo también otras graves consecuencias;
polarizan a la sociedad, degradan a las instituciones y la democracia, limitan
el debate constructivo, provocan apatía y abstencionismo entre el electorado,
en una democracia tan cara como la nuestra y que tanto ha costado consolidar,
esto representa un grave lastre para su desarrollo, confunden al ciudadano y lo
distraen de las verdaderas problemáticas sociales, si bien es cierto, hoy la
ciudadanía cuenta con mayor información y conocimiento de la política y sus
actores, por medio de las múltiples plataformas existentes, los partidos y los políticos
deberían abonarle a la civilidad con campañas de altura, positivas, que
redunden después del proceso, en gobiernos competentes, sustentados en una
plataforma social legitima que respalde a sus gobernantes y que sea capaz de
exigir resultados.
Es
necesario que los partidos, los candidatos y sus equipos replanteen sus
estrategias, tomen en cuenta que las “campañas negras” dividen y erosionan la
armonía social, el proceso electoral debe basarse en la civilidad y el respeto,
acatando la reglamentación establecida sin aprovecharse de “las lagunas” que se
generan a través de la interpretación de la misma, las diferencias y los
conflictos políticos, no deben trascender al ámbito ciudadano, las campañas deben
tener como principal objetivo coadyuvar para que el elector pueda decidir su
voto con más y mejor información y esto solo se logra por medio de campañas
propositivas y proactivas.
Lo
que más me parece extraño es que las “campañas negras”, generalmente son
utilizadas por aquella opción política que se siente en desventaja o va
perdiendo, recurrir a ellas representa una medida desesperada de tratar de
bajar la preferencia del contrincante, aun no comienza el proceso y ya son una
constante, o los están asesorando mal, o ya hay quienes se sienten perdidos,
esperemos recapaciten y que el ejercicio democrático y la labor política recobre
credibilidad y confianza el ciudadano lo merece.
*Campaña negra.- Es aquella que se
realiza con la intención de denostar a cierta persona a través de
propaganda mal intencionada que puede implicar cuestiones familiares,
pasionales, de corrupción, vicios, escándalos, etc.
La campaña negra difiere de la campaña negativa en que esta ultima concentra su estrategia en la descalificación del
adversario pero con hechos reales y sustentados no así con la calumnia y el engaño.
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