lunes, 20 de enero de 2014

La Reforma Política; Reto para los partidos “pequeños”.


“Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser o grande o democracia.”

Por: Luis Villarreal Gil     @luisvillarrealg

Como lo anticipamos en este mismo espacio, el miércoles pasado quedo aprobada la reforma político electoral en el estado de Durango, convirtiéndose en la onceava entidad que se suma para adecuarse a los lineamientos de la reforma que el Congreso de la Unión aprobara en diciembre de 2013.

Mucho se ha hablado de los cambios de gran trascendencia que dicha reforma traerá en cuanto a la forma de participación política y los mecanismos regulatorios de los procesos electorales, uno de los puntos que contempla y que a mi consideración son de singular importancia, es el aumento del dos al tres por ciento en cuanto a los votos necesarios para que un partido mantenga su registro. Esta medida viene a recaer específicamente en los institutos políticos considerados “pequeños” dado que, a manera de ejemplo, tomando en cuenta la votación de las elecciones federales de 2012 a diputados de mayoría relativa, partidos como el PVEM no alcanzó el tres por ciento que se requerirá a partir de los próximos comicios electorales en 13 estados de la República, mientras que el PT en 21, el MC en 28 y el PANAL en 7.

En cuanto al panorama local, si tomamos en cuenta la elección a diputados de mayoría relativa de 2013 en nuestra entidad y de acuerdo a los datos del IEPC, el Partido Nueva Alianza tiene solamente el .93 % de los votos, el Partido Verde el .89% y el Partido Duranguense apenas el .38 %. Es decir, de continuar la tendencia, estos partidos se verían en grandes dificultades para permanecer con sus actividades políticas y de proselitismo en muchas de las entidades del país.

La estructura electoral de México es considerada como una de las más caras del mundo, ejerciendo un gasto en este rubro incluso por encima de países más ricos y desarrollados.

Esto hace necesario - al menos que los institutos políticos tengan un sustento de representación popular mínimo que legitime su actuar y existencia o de lo contrario lo que debe proceder, es que dejen de recibir los recursos que son del pueblo y que bien pueden utilizarse en cuestiones propias del desarrollo social tan necesarias ante los grandes índices de pobreza que hoy en día son una lacerante realidad en nuestro país.

En base a esto se obliga a que las dirigencias de los partidos que se verían afectados con lo estipulado en la reforma, tomen medidas e incluyan una labor de proselitismo y acercamiento con la gente más efectiva, adecuada a los nuevos lineamientos pero sobre todo a las exigencias de un electorado cada vez más activo e informado que les permita no solo a cumplir con el porcentaje de votación requerido, sino que sean capaces de incidir también en el amplio número de ciudadanos apartidistas, desinteresados en las cuestiones políticas y sobre todo de aquellos que se abstienen de emitir su voto por considerarlo en muchas ocasiones inútil o en vano.

Así pues existe un gran reto de los institutos políticos en México ante esta reforma de gran envergadura que indiscutiblemente representa un gran cambio en materia electoral. Sin duda existen diferentes posturas en cuanto a su implementación como con cualquiera de las otras reformas impulsadas por el Presidente Enrique Peña Nieto, lo cierto es que tanto la reforma en cuestión como las otras, contemplan cambios que se habían postergado y que hoy en aras del desarrollo y el progreso resultaban sumamente necesarios. En este tenor, la voluntad política y cívica de gobernantes y partidos políticos es indispensable, como también la participación de la ciudadanía en general la cual debe ser capaz de asumir un rol de mayor actividad en las decisiones que corresponden a nuestro país, solo en conjunto sociedad y gobierno es posible lograr que México avance.

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