Por: Luis
Villarreal Gil Twitter: luisvillarrealg
Como ya se veía
venir dado que todas las encuestas y la percepción popular así lo manifestaban,
el pasado 1 de julio en un proceso democrático y de gran participación social
los mexicanos elegimos a quien habrá de encabezar los destinos de la nación por
los próximos 6 años, Enrique Peña Nieto, un político joven, de gran auge que se
ganó la confianza de la mayoría y que supo generar los acuerdos y las alianzas
necesarias para obtener el triunfo de una manera contundente con una diferencia
de más de tres millones de votos con su más cercano competidor, Andrés Manuel
López Obrador. En este proceso de alternancia política en donde el PRI en
alianza con el PVEM recupera la presidencia de la república después de doce
años de gobiernos panistas hay dos cosas que particularmente considero son de
llamar la atención, la primera, la necedad de López Obrador de seguir
dividiendo al país, poniendo en duda la solidez de las instituciones y las
organizaciones sociales, pretendiendo ganar en las calles lo que el pueblo le
negó en las urnas con una marcada tendencia de impugnar la legitimidad de otros
líderes, lo cual solamente confirma su pretensión de convertirse en el único
representante del pueblo, recuerdo haber leído que alguien lo describía como un
“mesías
autoproclamado que se considera así mismo la encarnación de la voluntad
popular” nada más acertado. Hoy tras el desahogo de las diferentes
pruebas que los partidos están presentando a consideración ante las autoridades
correspondientes será el TRIFE quien dictamine la validez, procedencia o
anulación de los recursos presentados para a su vez otorgar la legalidad del
proceso que da como virtual ganador al candidato de la alianza “Compromiso por
México” Enrique Peña Nieto. En dado
caso, y como es de esperarse, una vez que los tribunales ejecuten el fallo a
favor de EPN ¿Qué va a hacer López Obrador?
Recordando la elección pasada en donde lanzo su tan mediática frase “al
diablo con las instituciones” y llevo a la gente a las calles a
manifestarse, hoy a sabiendas que por un desgaste natural político y social esta
sería su ultima intentona de buscar la presidencia de la República, ¿acatará y
respetará las decisiones emitidas por el Tribunal Electoral? Por el bien del
país y los mexicanos ojalá sea congruente con sus postulados de campaña y su
“República Amorosa” y canalice todos los esfuerzos de sus simpatizantes y
manifestaciones sociales en la construcción de una izquierda más propositiva y
de mayor impulso que redunde en una mejor calidad de vida y justicia social en
igualdad de circunstancias para todos los mexicanos y encabece una lucha, lejos
de las discrepancias políticas privilegiando el dialogo y la generación de
acuerdos por el bienestar de la nación, unidad, paz y progreso eso es lo que
México requiere.
El otro de los puntos que mencionaba
al principio es la debacle de Acción Nacional quien después de haber mantenido
el poder en la presidencia de la República hoy paso a la tercera fuerza en
relación a la votación obtenida en el proceso electoral con su candidata
Josefina Vázquez, y lo hace ante una percepción social de corrupción, muerte,
violencia y pobreza, no quiero decir con esto que sean los gobiernos panistas
los causantes de todas las calamidades que azotan a nuestro país, quizá hasta
hubo avances en diferentes rubros, lo cierto es que en política percepción es
realidad, y los mexicanos que hace doce años sustentaron en su voto la
alternancia como esperanza de un cambio en la situación de México hoy,
decepcionados de la realidad social que se vive en nuestro país, vuelven a
hacer uso del sufragio, si a manera de esperanza por una nueva alternativa que
dirija el destino de nuestro país, pero más bien como forma de castigo a los
malos gobiernos, aquí radica el gran compromiso de quien a resultado electo de
cumplir a la confianza que el pueblo le ha otorgado.
Al PAN le queda, como en su
momento al PRI hace doce años, y a los demás partidos, aprender de los errores,
reestructurarse y seguir trabajando, la democracia en México hoy es una
realidad, se esta consolidando con instituciones cada vez más eficientes y
confiables pero sobre todo con una participación social cada vez más razonada y
de mayor efectividad a la hora de emitir el voto.
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