Por: Luis Villarreal Gil
@luisvillarrealg
Una
de las situaciones que sin duda marcaron el proceso electoral del pasado 5 de
Junio, por lo burdo de su actuación, fue la participación de Nancy Vásquez y de
Alejandro Campa, la primera proveniente de las filas del PAN, ex alcaldesa de
Nombre de Dios, el otro, proveniente de
su organización Redes Ciudadanas y ex secretario de salud en el Estado de
Durango.
Cualquiera
que haya sido su intención de participar en el proceso, no creo que les haya
pasado por la mente la posibilidad de ganar, seguramente tenían otros intereses,
sin embargo, debieron prever lo complicado del contexto político en el que habría
de gestarse la contienda, siempre se
vislumbró como un proceso en donde la batalla habría de darse solo entre dos,
Esteban Villegas y Aispuro Torres, los demás, tendrían sus propios objetivos
particulares de su instituto político o su intensión personal o de grupo pero
ganar la contienda no era uno de ellos.
En
el supuesto de que hayan participado con las mejores intenciones pensando en
obtener el triunfo, ninguno de los dos se acercó siquiera a hacer un papel
digno, Nancy obtuvo apenas siete mil cuatrocientos cincuenta y dos votos, Campa
casi siete mil, una burla, considerando que el dinero con el que participan y los
recursos invertidos, no provienen precisamente de sus bolsillos, es dinero de
la gente, tuvieron una participación sin ninguna base social que los
respaldara, el electorado desconfió de ellos y de ahí los resultados, digo,
siete mil votos ya cuentan, si es que la elección se tratase de una federación
estudiantil, pero considero que para una candidatura seria al gobierno del
estado, más allá de las buenas intenciones, requiere de un rango más elevado de
aceptación social y credibilidad, sé que es derecho de cualquiera votar y ser
votado, pero cuando en el intento, se utilizan recursos del pueblo, deberían
evaluarse las posibilidades y viabilidad de los proyectos.
En
fin, allá ellos, por lo pronto Nancy que como mujer era un activo fuerte de Acción
Nacional, hoy se encuentra prácticamente en el fin de su carrera política, su
intensión oculta era hacerse del Partido Encuentro Social y desde ahí ir
consolidando una estructura que le permitiera vigencia en el presupuesto y
espacios políticos, sin embargo quedo en la lona, la poca votación obtenida así
como la llegada de su otrora partido al poder, seguramente van a ser
aprovechados por Guillermina Ortega, dirigente actual del partido, para
deshacerse de una vez por todas de quien quería despojarle de su puesto, cuantimás
que como por todos es sabido tuvieron durante el proceso serias discusiones por
el mando de las actividades de campaña.
Sandra
Amaya y Juan Carlos Gutiérrez han de estar por demás arrepentidos de haberle
hecho caso y seguir en su aventura a la ex alcaldesa.
Por
su parte Alejandro Campa hizo trizas la buena percepción que había en cuanto a
las candidaturas independientes, su papel por demás actuado en todo el proceso,
tratando de emular “al Bronco”, ni siquiera él se lo alcanzo a creer, lo vimos
en los debates, no era el, tenía una clara intensión de descredito y
descalificación, malamente en eso centro su campaña, si políticamente no era
nadie, hoy menos, los independientes de otras entidades han servido de
referencia Campa no será la excepción solo que de manera negativa ¿Dónde quedarían
los cincuenta mil que firmaron en apoyo a su registro?
Muy
necesario dignificar el papel de la política en la sociedad, este tipo de
participaciones no abonan en nada al desarrollo democrático ante un electorado
más informado y más participativo, en este proceso lo vivimos y de aquí en
adelante, seguro estoy que habrá de elevarse el nivel de exigencia del
ciudadano hacia sus políticos y partidos, hay que dejar atrás las ocurrencias,
la actividad política debe ser seria y responsable.
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