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esta participación haciéndome el gracioso con ese “chistorete”, obviamente con
el respeto que Usted se merece, en donde la respuesta espontánea de cualquiera
que lea estas líneas, o al menos de la gran mayoría, será - “la
sangre, la sangre”. Esto en relación a las campañas de consulta emprendidas
por el PRI, PAN y PRD, que más que la búsqueda de soluciones a las
problemáticas planteadas, pretenden el foro mediático a fin de marcar la agenda
rumbo al próximo proceso electoral, ya que las respuestas que se habrán de
verter resultan por su obviedad por demás conocidas.
Y
es que el descontento ciudadano, la falta de credibilidad del elector hacia los
partidos y los actores políticos y otras múltiples cuestiones que de unos años
para acá le han ido restando legitimidad a los gobiernos y los procedimientos
democráticos, ha obligado a estas
instituciones políticas a hacer partícipe de alguna u otra forma al ciudadano promedio
en estos temas que, de acuerdo a las dirigencias de uno u otro, son
trascendentes y de relevancia nacional, con la clara intención
de “reconciliarse” con el elector
a través de estas consultas que a mi
parecer resultan como una burla a la conciencia ciudadana dado que, más allá de
la ratificación de la molestia en el sentir ciudadano, porque eso sí, son temas
que le duelen a la gente, elegidos estratégicamente por su alto contenido de descontento
social, no se vislumbra ningún resultado favorable o siquiera el menor indicio
de que las cosas vayan a cambiar significativamente.
En
una situación económica tan precaria como la nuestra, ¿A quién que le pregunten
si quiere o merece ganar más, se va a negar a ello? En este descontento
ciudadano ante la clase política ¿Quién no va a estar de acuerdo con eliminar
cien diputados plurinominales? Quítenlos a todos habrá de responder más de uno.
Que si el petróleo es o no es de los mexicanos, que si manos extranjeras van a
llevarse ganancias, ¿y?, ¿mexicanos o extranjeros, en que le beneficia al
pobre?, ¿a la clase media trabajadora?, ¿alguna vez le ha llegado a Usted,
estimado lector, un peso derivado de utilidades petroleras? Claro que no.
Reconociendo
entonces este rechazo ciudadano a las cuestiones políticas, se ha vuelto
necesario tanto para gobernantes como para los diferentes partidos del país
incrustarse en una nueva dinámica en donde el ciudadano, desconociendo el gran
potencial de su participación, aún se muestra apático, renuente, falto de
interés y con muy poca o nula participación política, sin embargo, mantiene la
esperanza de que las cosas puedan cambiar y acceder a una mejor calidad de
vida, situación que lo torna vulnerable al engaño y la manipulación.
La
situación económica de la mayoría de los mexicanos está sujeta al diario vivir,
a la falta de oportunidades, a la lucha constante la cual dista mucho a la
realidad planteada de cualquier político o de cualquier gobernante, es cierto
que hoy en día se vive mejor, hay que reconocer que se ha avanzado en gran
medida en cuanto al combate a la pobreza, pero también es cierto que aún falta
mucho por hacer y aquí es donde los partidos políticos deben enfrentar el reto
con responsabilidad, con eficiencia, con trabajo, verdadera representación y
compromiso, el que un partido político, que se supone debe representar los
intereses de quienes les han otorgado su confianza a través del voto, acuda a
estas prácticas de consulta en temas de singular importancia que se saben
porque forman parte de la vida diaria del mexicano promedio, porque castigan su
economía, porque limitan su crecimiento, solo evidencia, primero, que estos
partidos desconocen pues la situación del país y segundo que sus intereses
están muy alejados de los de la ciudadanía.
En
fin, no es más que un juego de
simulaciones tratando de aparentar interés por las causas ciudadanas, aunque se
hayan recaudado las miles de firmas que el ciudadano de buena voluntad
“inocentemente” aporta, aunque se llevaran esos temas a discusión en el
Congreso de la Unión robusteciendo el “show” al mero estilo de la “señorita
Laura”, le consulto, ¿sabe Usted que es lo que va a pasar? exactamente, NADA.
En
fin, existe una máxima del marketing político que reza – La gente no vota por
lo que has hecho, sino que te castiga por lo que has dejado de hacer… 2015 allá
vamos!!
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