Un México que duele y que escribe su historia con sangre de gente inocente.
México ha sido escenario de cruentas batallas, la conquista, la independencia, la revolución, movimientos sociales como el de Tlatelolco en 1968, el EZLN, etc., por citar algunos, en ellos se ha derramado sangre, en ellos se ha luchado por un ideal, por una causa que justificada o no en su momento, ha sido la historia quien se ha encargado de dar la razón a cada uno de estos movimientos sociales que detonaron un México de igualdad, de justicia, de libertad y en donde cada gota de la sangre derramada a válido por la paz y la tranquilidad que hace unos años nos fue arrebatada, esa historia escrita con sangre de hombres y mujeres visionarios, progresistas que firmes en sus ideales construyeron un México a la altura de las principales democracias del mundo, con una sociedad participativa, una economía pujante, con gente trabajadora luchando día por día en salir adelante en armonía y por su propios medios.
Hoy de todo esto, no queda más que el recuerdo, México vive en la incertidumbre, en el temor, en la pobreza, en la inseguridad, y lo peor de todo es que ha quien el pueblo mexicano democráticamente eligió y otorgó su confianza para dirigir el rumbo de nuestro país hacia el bienestar colectivo, no solo no ha encontrado una manera de sacar adelante a su gente, sino que está empecinado en continuar una guerra que ya demasiada sangre a costado y lo peor de todo, que ésta ha sido en vano, sangre de personas inocentes, de niños y mujeres, de jóvenes, de cualquiera que por estar en el lugar equivocado a la hora equivocada le tocó pagar las consecuencias de una guerra en la cual nadie decidimos luchar, si esta fuera una causa de México y de los mexicanos que a nadie le quede duda que tomaríamos las armas y lucharíamos como lo hemos hecho cuando la integridad de la nación se ha visto amenazada, pero por una causa justa, con una estrategia bien definida y con un liderazgo congruente y sin mayor interés que la paz y la justicia para todos, sin embargo, en estas condiciones de luchar por tratar de legitimar una estadía dudosa al frente de los destinos de la nación, o por orgullo, o por no tener un plan alternativo, no solo no veremos resultados si no que seguirán aumentando las victimas colaterales, la violencia y la inseguridad.
Felipe Calderón deberá ser llamado a cuentas, el tiempo se encargará de colocarlo en el lugar que le corresponde, su guerra, justificada o no, será juzgada por las letras de la historia, hoy su gestión ha sido de muerte y desesperanza, de terror, es por mucho, el peor de los presidentes que México ha tenido, por su insensibilidad, por su ineficiencia, por su incapacidad de responderle a los mexicanos, y es que como sociedad podemos tolerar de un mandatario las condiciones de pobreza, de crisis, de inestabilidad económica, de falta de oportunidades, pero nunca perdonaremos que se vea vulnerada la integridad de nuestras familias, hoy en esta guerra sin sentido van cerca de cincuenta mil muertos que delincuentes o no, tienen una historia, una familia.
Quizá hoy es tiempo mexicanos, de tomar las armas y emprender la lucha pero en contra del régimen calderonista, destituirlo y hacerlo pagar por todas esas muertes de gente inocente, por no haber cumplido con la encomienda del pueblo, por haberle dado la espalda a millones de mexicanos que reprobamos su actuar y que sin importarle ha continuado lacerando a nuestras familias y lo peor es que actúa y da la cara y se justifica como si la vida de cualquiera en México valiera menos que la de él. Hoy los mexicanos tenemos que entrarle a la lucha en donde el enemigo es Felipe Calderón, el objetivo es llamarlo a rendir cuentas y detener esta masacre. No subestimes Felipe Calderón la ira de un pueblo enardecido, de gente vulnerada que confió en ti y está decepcionada, el pueblo te privilegió con la investidura presidencial, es el pueblo quien te la puede quitar, solo es cuestión de tiempo.