Por: Luis Villarreal Gil
Me llama mucho la atención los posicionamientos que han surgido en torno a quienes hacen el llamado a anular la boleta electoral en el próximo proceso electoral, lo cual desató una serie de comentarios en medios de comunicación y redes sociales de un buen número de usuarios quienes se manifestaban defendiendo la postura del #votonulo.
Comento, es de llamar la atención dado que como sociedad mexicana tenemos muy poca participación cívica, no ejercemos nuestras obligaciones ni nuestros derechos que como “ciudadanos” debiéramos hacer valer, entrecomillo ciudadanos y hago un paréntesis para citar la definición de ciudadano (es aquel o aquello perteneciente o relativo a la ciudad y es sujeto de derechos políticos, es decir, interviene en la vida política de su comunidad al hacer valer dichos derechos) a efecto de contextualizar un poco más en lo referente a quienes habitamos en una sociedad y el rol que cada uno de nosotros desempeñamos.
Es de singular importancia recalcar también que no es lo mismo abstenerse de votar que anular el voto, que aunque las dos pudieran tomarse como formas de manifestarse en desacuerdo hacia el sistema democrático y de partidos, la primera tiene varios motivos y puede no responder precisamente al descontento social hacia las propuestas políticas, a su vez la anulación del voto si lleva implícito el descontento de quienes así se manifiestan por estar en desacuerdo con la realidad social respectivamente.
Volviendo al tema, considero que anular el voto sirve de muy poco, dado que de aplicar esta medida, en nada cambiará la situación de pobreza por la que atraviesan hoy la mayoría de los mexicanos, en nada cambiará la violencia y la inseguridad o la falta de desarrollo y oportunidades. El tratar de castigar a nuestro sistema democrático y con ello a las diferentes propuestas políticas a través de la anulación de nuestro voto, es respetable en el sentido de la libre manifestación de ideas, como protesta pudiera generar un indicativo a considerarse para la generación de las reformas necesarias en lo referente a la democracia en nuestro país en pos de su perfeccionamiento, que si bien hay cuestiones que resultan indispensables y han sido tema de debate y discusión en las cámaras, como lo son la revocación de mandato, candidaturas ciudadanas, etc., no es lo que actualmente motiva el llamado a la anulación en el próximo proceso electoral. Este llamado hoy es derivado del descontento popular hacia la clase política e incentivado por la precaria situación en la que vive hoy en día el mexicano común. Analizando las causas me atrevo a afirmar que en nada cambiará la situación de los manifestantes ya que aún y anulando su voto habrá de triunfar la opción política que cuente con la aceptación de la mayoría y por este solo hecho habrá sido legitimada.
Al inicio de estas líneas hacía mención a la poca participación cívica de los mexicanos en donde (en el mejor de los casos) el voto representa para la mayoría la única forma de hacer valer nuestro derecho como ciudadanos, es decir, el elegir a sus gobernantes es en lo único que el ciudadano promedio participa, cabe resaltar que un gran número ni siquiera eso hace. En base a esto hacer un llamado a que nuestro voto sea en vano es un gran retroceso a la democracia de nuestro país que tanto ha costado construir.
El llamado debe ser a la generación de ciudadanos más participativos con miras a su organización en torno a la búsqueda del bienestar colectivo, el llamado debe tender al involucramiento social en la actividad política y de gobierno, y la exigencia a nuestros gobernantes debe darse pero en base a la propuesta y directamente proporcional a la participación de ciudadanos organizados que con el fin del bien común sean capaces de hacer valer sus derechos pero sin dejar de lado las obligaciones que la vida en sociedad les confiere.
Comentarios: twitter @luisvillarrealg
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